El entorno agreste, un desnivel en el terreno de seis metros sobre una cañada y la cercanía del mar dan lugar a una serie de ambientes-terraza que se van hilvanando en un recorrido que lleva al habitante por las distintas situaciones posibles: lo reciben a nivel de acceso en la tierra, lo ponen cara a cara con la vegetación adyacente, lo elevan sobre la vegetación que crece más abajo, lo asoman sobre el precipicio y le van mostrando el mar a la distancia.

La orientación del predio -que escondería el asoleamiento del norte atrás del límite medianero sin posibilidad normativa de abrir ventanas- da pie a generar una concavidad para recibir el sol, con un amplio vidriado en doble altura protegido con brise soléil permeable en invierno y protector en verano. Ésta concavidad a su vez se repliega y organiza alrededor del Arrayán, único árbol existente dentro del perímetro a ocupar.